miércoles, 6 de abril de 2016

La historia de un puente


Se cuenta que una vez dos hermanos que vivían en granjas vecinas, separadas apenas por un río, entraron en conflicto. Fue la primera gran desavenencia en toda una vida de trabajo uno al lado del otro, compartiendo las herramientas y cuidándose mutuamente. 

Durante años, ellos habían trabajado en sus granjas. Al final de cada día habían atravesado el río y disfrutado uno de la compañía del otro. A pesar del cansancio hacían la caminata con placer, pues se amaban.

Pero ahora todo había cambiado. Lo que comenzaba por un pequeño malentendido, finalmente explotó en un cambio de insultantes palabras, seguido por semanas de total silencio.

Una mañana, el hermano más viejo sintió que golpeaban su puerta. Cuando abrió, vio un hombre con una caja de herramientas de carpintero en la mano.

—Estoy buscando un trabajo, —dijo este— Quizá tenga algún pequeño servicio que yo pueda hacer.

—Sí, —dijo el granjero— claro que tengo trabajo para Ud. ¿Ve aquella granja al otro lado del río? Es de mi vecino, en realidad es de mi hermano más joven. Nos peleamos y no puedo soportarlo más. ¿Ve aquella pila de madera cerca del granero? Quiero que Ud. construya una cerca bien alta a lo largo del río para que yo no pueda verlo más.

—Creo que entiendo la situación, —dijo el carpintero— Haré un trabajo que lo dejará a Ud. satisfecho.

El granjero compró los materiales y marchó una semana a vender el grano. Al regreso, en vez de un cerco había un puente que unía las márgenes del río. Era realmente un bello trabajo, pero el granjero estaba furioso y le dijo-.

—Ud. fue muy atrevido en construir ese puente después de todo lo que le conté.

Sin embargo, la sorpresa no había terminado. Al mirar nuevamente hacia el puente vio al hermano que se acercaba desde la otra margen corriendo con los brazos abiertos. Por un instante permaneció inmóvil, pero de repente en un impulso corrió en dirección del otro y se estrecharon en un fuerte abrazo.

El carpintero estaba partiendo con su caja de herramientas cuando el hermano que lo contrató dijo emocionado:

—Espere, quédese con nosotros por unos días...

El carpintero respondió:

—Me encantaría quedarme, pero desgraciadamente tengo muchos puentes que construir.


¿Qué te parece el cuento? ¿No piensas que la mitad de nuestras discusiones empiezan por tonterías, y podrían solucionarse con un abrazo sincero? ¿No es mejor dejar el orgullo y abrazar a un hermano, a un amigo, que alimentar el odio y seguir enfadados?

Podemos sacar otra conclusión: Tú, puedes ser ese carpintero que construya puentes para arreglar los problemas de los demás. El mundo iría mucho mejor si constuyésemos más puentes que nos unan, en vez de cercas que nos separen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario