jueves, 21 de abril de 2016

Jorge Bucay en M80Radio hoy, 21 de abril de 2016



Hoy, venía escuchando M80Radio, donde Jorge Bucay tiene un espacio diario. 

La reflexión de hoy era sobre los malos, que están por todos lados. Hacen maldades que hace un tiempo eran impensables, se está perdiendo el sentido moral. Explicaba que, en tiempos de su padre, los ladrones no robaban a ancianos desvalidos en sus casas, mientras que ahora es una cosa común y frecuente. También, que en tiempos de la guerra, no se atacaba a los camiones con una cruz roja, que eran los que llevaban la ayuda. Ahora los usan para camuflar armas o drogas… Se está perdiendo el civismo, el respeto, la moralidad.


Decía, también, que la mejor manera de luchar contra eso es con ingenio, buscar otras salidas, ser originales e innovar. Y contaba un cuento para ilustrar este consejo (lo cuento así, de memoria):


Había una vez un Rey muy malvado a quien un ciudadano enfadó. El rey lo condenó a muerte instantáneamente. El pueblo se quejó mucho, porque les parecía injusto, una condena demasiado grande para un daño tan pequeño. Entonces el Rey, invocando a su divinidad, reunió a todo el pueblo en la plaza y les hizo saber que dejaría la decisión en manos de su Dios. Metería dos papeles en una bolsa, uno con una cruz y otro con un corazón. Si el condenado sacaba la cruz, sería ejecutado en el momento; si sacaba el corazón, interpretarían que Dios había guiado su mano a su salvación. El condenado sabía, porque era muy inteligente, que en los dos papeles de esa bolsa había una cruz. Así que, cuando sacó el papel, delante de todo el pueblo, inmediatamente se lo tragó. El rey, enfadado, le gritó, “¡Qué has hecho, insensato! ¿Cómo vamos a saber ahora lo que ponía en el papel?” El condenado respondió, “mira el otro papel en la bolsa, si hay un corazón sabremos que saqué la cruz y seré ejecutado; y si hay una cruz, sabremos que saqué el corazón y me habré salvado”. Efectivamente, dentro de la bolsa estaba la cruz, y al Rey, delante de todo el pueblo, no le quedó otra salida que dejar libre al condenado.


Está claro que no siempre podremos resolver nuestros problemas tan “fácilmente”. Pero tampoco es frecuente que esté en juego nuestra propia vida. El truco es, como dice Bucay, intentar responder de forma inteligente, intentar buscar otra salida. Aunque pensemos que el otro es más fuerte y más poderoso, existe la forma de burlarle, y acabar ganando el juego.


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