Existen unas normas para aprender a convivir con los demás, que deben enseñarse y aprenderse, son tan importantes como enseñarles el alfabeto o a comer con cubiertos. Son las normas que nos aseguran convivir en paz y en armonía, evitando la discordia.
La buena
convivencia se basa en enseñar a los niños a respetar los derechos de los demás
y a aceptar que hay unas obligaciones que cumplir. Podemos enseñárselas todos
los días, en cualquier circunstancia. Pero, ¿cómo las transmitimos? Siempre, la
mejor enseñanza es desde el ejemplo: si saludamos a nuestros
vecinos, damos las gracias si nos abren la puerta, pedimos perdón cuando nos
equivocamos, o les escuchamos cuándo nos explican algo, ellos interiorizarán
ese aprendizaje y lo considerarán como algo normal.
Les
enseñaremos a saludar, despedirse, dar las gracias, responder cuando le
preguntan, pedir permiso, compartir sus juguetes, no tener envidia,
disculparse, escuchar a los demás, devolver las cosas, etc.
Estas normas
de convivencia permiten que los miembros de un grupo, ya sea los niños en una
clase, amigos en el parque o hermanos en casa interaccionen y comporten de
forma ordenada, tolerante y respetuosa.
Son
actitudes muy importantes para que sea un adulto feliz que se sepa relacionar
con los demás de forma sana y positiva.
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